Vino y queso
Cuando se trata de combinar vino y quesos las posibilidades son infinitas. Cada paladar opta por una combinación distinta. Lo que a uno encanta, a otro puede que no termine de convencer, pero es esto precisamente lo que lo hace un asunto siempre divertido.
Sabemos que esto es algo bastante personal, pero aún así, hoy nos lanzamos a daros algunas pistas que puede que os ayuden a la hora de disfrutar más y mejor de las armonías y contrastes entre nuestros quesos vivos y vinos naturales de pequeños productores con los que trabajamos.
Por lo general, las quesos lácticos (todos nuestros quesos Mare Nostrum) suelen ir bien con vinos chispeantes y de buena acidez porque ayudan a limpiar el paladar. De alguna manera es una combinación que nos invita a seguir comiendo y bebiendo.
Si por algo se caracterizan estos quesos es por su frescura, juventud y delicadeza. Así que lo ideal será acompañarlos de vinos que acompañen y no opaquen esos valores: generalmente vinos espumosos (Ancestral Brutal Moscatel, por ejemplo), pero también blancos jóvenes.
Con los quesos de pasta blanda (Lía o Queixo do País) suelen funcionar bien los mismos tipos de vinos que para los lácticos, aunque aquí podemos optar por vinos blancos con más crianza, por un fino o manzanilla o incluso por un orange, es decir, un blanco macerado con los hollejos de la propia uva, como Tartana. Las notas de levadura del vino se complementarán bien con el carácter de estos quesos.
Un queso cremoso, igualmente, siempre va bien con burbujas, ya sea champagne, cava o un ancestral como Vi Viu de Mariano Taberner. Aquí se trata de crear una combinación ganadora en la que ambos elementos se complementen sin solaparse, se complementen. Otra opción para estos quesos es Mianes, un rosado de la misma bodega, fresco y disfrutón.
En cuanto a las pastas prensadas (Comté, Puerto Carillo…) estas sí que pueden pedir vinos con más cuerpo. Imagínate, por ejemplo, el tinto joven Quartó de Monastrell que elabora la bodega murciana Panduro, con el semicurado de oveja de Campos de Luna.
Por último, no queríamos dejar de ofreceros una de las opciones más divertidas: queso azul y vino dulce. Para nosotros, se trata de una de las mejores combinaciones posibles en el mundo de las armonías entre ambos alimentos. Un Savel o un Stichelton con un vino de vendimia tardía o un Pedro Ximénez es siempre acierto seguro, pero también con un vino viejo de Jerez como los que tan bien sabe elaborar Fernando Angulo.