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Ajo fermentado

5,50

Sin duda, la mejor forma de tomar ajo y que siente bien, pues esa fue la intención a la hora de elaborarlo. Es ajo morado fermentado con sal, en tinajas de barro y durante un mínimo de 3 meses. El resultado es sorprendente: dulce, crujiente y con todas sus propiedades originales multiplicadas.

Lo mejor es picarlo tal cual y tomarlo en crudo. Puede servir como aderezo en ensaladas, sandwiches, tortillas, salteados… Lo mejor es su intenso sabor y su fácil digestión. Nosotros lo tomamos sólo, como si fuesen frutos secos. Prometido, ¡no se repite nada! Eso sí, cortadlo con guantes.

El ajo es conocido en toda cultura por sus propiedades antibióticas, cardiovasculares y por su alto contenido en calcio y vitaminas, entre otros muchos beneficios. Al fermentarlo, potenciamos todas sus cualidades y lo convertimos en un potente probiótico y aliado de nuestro sistema inmunológico. De hecho, en Ayurveda es llamado «asesino de monstruos». Por algo será.

  • Ingredientes Ajo y sal
  • Consumo preferente 90 días
  • Cantidad 300gr.

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NUESTRO TALLER DE ELABORACIÓN

La alimentación honesta y sostenible es una de nuestras grandes pasiones. Por ello desarrollamos una línea de conservas naturales elaboradas a base de ingredientes locales y ecológicos, que nos permitan disfrutarlos atemporalmente: compotas, fermentados, salsas, postres, chutneys… preparados mediante una cocina con recetas propias y sencillas, con el fin de dar el protagonismo a la rica materia prima.

En nuestra casa fermentamos desde hace años la leche de cabra para hacer queso, y siguiendo esta estela, transformamos hortalizas y frutas locales de temporada en beneficiosos y vivos alimentos.

A través del cultivo ecológico o biodinámico de la materia prima, aseguramos la presencia de los microorganismos necesarios para una posterior fermentación láctica controlada, natural y espontánea. Apoyamos este proceso usando sal marina pura sin tratar, procedente de las salinas de Isla Cristina; ésta extrae el agua de las hortalizas y frutas, disolviéndose en ella, para crear así una salmuera de jugo vegetal que protegerá a las diferentes bacterias encargadas de la fermentación. El proceso crea un medio ácido que asegura la conservación de los productos, evitando su deterioro.

Los fermentados, como el queso, son un alimento ancestral y milenario, muy vinculados a la relación existente entre los seres humanos, su entorno y su cultura. En nuestro taller transformamos productos de nuestra tierra, Andalucía; limones, aceitunas, coles, hinojos, puerros, rábanos y cebollas.

Estos alimentos están vivos, y no sólo por su rica microbiología, sino por su historia: desde el agricultor que los siembra y recoge, pasando por el pequeño productor como nosotros, que los transforma y acerca al consumidor final. Éste se nutre de ellos, reforzando su sistema inmune, reestructurando su flora intestinal, y mejorando su salud; es una cadena llena de vida.